¿Deberían considerarse las criptomonedas una forma de juego?

¿Es correcto considerar las criptomonedas como una forma de juego? ¿Los riesgos e incertidumbres asociados con su valoración y adopción justifican tal comparación? ¿Deberían los inversores tener cuidado de tratar sus tenencias de criptomonedas como si estuvieran haciendo apuestas en un juego de azar? ¿Cuáles son las características distintivas de las criptomonedas que podrían llevar a alguien a argumentar en contra de equipararlas con los juegos de azar? En última instancia, ¿el potencial de ganancias significativas, junto con la posibilidad de grandes pérdidas, justifican categorizar las criptomonedas como inversiones similares a las de los juegos de azar?